domingo, 3 de septiembre de 2017

Cápsula Bíblica 2387

En la Sagrada Escritura, la costumbre de la santificación del séptimo día no comenzó hasta después del Éxodo. No se hizo antes ni desde el inicio de la creación. Esto es algo que forma parte de las ceremonias, no de la ley natural. Puesto que es un mandamiento de la ley ceremonial y no de la ley natural, Dios puede cambiar el día en el cual Él es honrado específicamente. Por supuesto, los protestantes que sostienen que la ley del sábado  aún permanece vigente, no siguen los demás aspectos de la ley ceremonial del Antiguo Testamento, solo ese. Ellos no consideran que sea obligatoria la circuncisión ni llevan a cabo los sacrificios rituales, pero sí observan la ley del sábado ceremonial. Esto no es ni bíblico ni lógico. Los Apóstoles claramente consagraban el domingo y no el sábado. En la Biblia leemos que los primeros cristianos se reunían para la Eucaristía, para partir el pan, en el primer día de la semana –el domingo– que es día de la Resurrección del Señor : «Y el primer día de la semana, reuniéndose los discípulos para partir el pan, Pablo les predicaba; y habiendo de partir al día siguiente, alargó su discurso hasta la media noche» (Hch 20,7).

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