Creo que al escuchar el nombre del célebre compositor mexicano José Pablo Moncayo, pensamos indiscutiblemente en la omnipresente sonoridad del «Huapango» su obra cumbre compuesta en 1941 y considerada por muchos como el segundo himno nacional de México.
Pero la historia nos recuerda que, además de este éxito de José Pablo, en el año de 1949 la Orquesta Sinfónica de México convocó a un concurso de composición para conmemorar el centenario de la muerte de Federico Chopin, y la obra triunfadora de ese concurso fue la que hoy quiero compartir con ustedes y que compuso Moncayo: «Tierra de temporal», de José Pablo Moncayo. del propio Moncayo, podríamos quizá imaginar que Tierra de temporal. Una obra en la que Moncayo transita por caminos musicales que avalan lo dicho por el musicólogo sueco Dan Malmström en el sentido de que «Tierra de temporal» es mucho más nacionalista en su título que en su música.
¿Qué hay, entonces, en esta pieza sinfónica de Moncayo? Sorprendentemente, hay un lenguaje que, sin dejar de ser identificable como mexicano, tiene claros contornos impresionistas que le dan una delicadeza muy peculiar y atractiva. Esto no deja de ser interesante y por eso vale la pena esccuharla una y otra vez, sobre todo a la luz del hecho de que Moncayo, a diferencia de algunos de sus colegas, no tuvo oportunidad de «afrancesarse» a través de los estudios musicales en Europa. Así pues, «Tierra de temporal» es una pieza que se mueve en un ámbito sonoro que, sin dejar de ser mexicano, apunta hacia horizontes más universales.
Para conocer bien esta composición, se deben tener en cuenta tres grandes historias. La primera consiste en su polémico origen como partitura sinfónica en el concurso que he mencionado. La segunda historia es que esta pieza se convirtió en ballet con la propuesta provino de Guillermo Arriaga, quien realizó una coreografía sobre la música, ahora conocida como «Zapata». Este proyecto implicó un corte de 85 compases en la sección central de partitura que el autor aprobó. Gracias a esta nueva creación varios directores han confundido «Zapata» con la versión original, y reducir la obra de Moncayo a una pista para danza sería, desde luego un error. Con el recorte se desecha la intensidad primigenia del poema sinfónico, generando una fractura en su balance formal. Finalmente la historia que ayuda a comprender bien «Tierra de temporal» tiene que ver con la influencia que llevó al autor a crear ésta, su pieza más famosa después de «Huapango». Hoy se conoce que «Tierra de temporal”»es un cuento de Gregorio López y Fuentes sobre la triste historia de unos campesinos sujetos a los caprichos del tiempo. El poema sinfónico creado por Moncayo, cumple con la trama que se desarrolla en el texto literario, pero con una gran diferencia. Si bien, el compositor pudo valerse de la creación de López y Fuentes, los finales difieren; mientras el cuento concluye con un tono irónico, el final del músico es más desolador, lo cual remonta a los problemas que sobrelleva el campesino. ¡No dejen de escucharla una y otra vez!
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