jueves, 21 de septiembre de 2017

Cápsula Bíblica 2405

Para llevar el Evangelio a todas las naciones, Jesús encargó a los apóstoles y a sus sucesores: «Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días has-ta que se termine este mundo» (Mt. 28,18-20). Jesús ordenó «predicar» y «proclamar» su Evangelio. Y los Apóstoles «predicaron» esa Buena Nueva. Años después algunos de ellos pusieron por escrito esta predicación. Es decir, al comienzo la Iglesia se preocupó de predicar el Evangelio. Por supuesto el Evangelio que Jesús entregó a los Apóstoles no estaba escrito. Jesús no escribió nunca una carta a sus Apóstoles; su enseñanza fue solamente oral. Así lo hicieron también los Apóstoles al inicio.

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