viernes, 18 de agosto de 2017

Cápsula Bíblica 2372

Jesucristo eligió a Pedro como cabeza de su Iglesia y le dijo: «todo lo que ates sobre la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates sobre la tierra quedará desatado en los cielos» (Mt 16, 19). Él confirma y mejora al antiguo testamento. Sin embargo, en sus indicaciones a los Apóstoles nunca habló de seguir la Biblia, sino de predicarle a Él y sus enseñanzas. Jesús dijo a los Apóstoles: «Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo cuanto les he mandado» (Mt 28, 19-20). El Hijo de Dios no quiso dejar ningún texto escrito, sino que prefirió elegir a sus Apóstoles como transmisores de su doctrina con la ayuda del Espíritu Santo. Las enseñanzas de Cristo son igual o más importantes que las contenidas en el antiguo testamento. Y el Señor prefirió transmitirlas oralmente dando así una categoría decisiva a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia. Jesús no quiso escribir, esto se hizo después, por inspiración divina.

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