viernes, 25 de agosto de 2017

Cápsula Bíblica 2379

Cuando Dios se revela a los patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob, éstos son aún nómadas; comparten con los demás nómadas una religión simple, hecha de apego al «Dios de sus padres» y de veneración de un cierto número de pequeños ídolos familiares. Pero el encuentro con el Dios Vivo los va a llevar a una nueva toma de conciencia: Dios ampara a los que elige. Gran cantidad de pruebas parecerán contradecir la promesa que Dios les ha hecho, pero Dios intervendrá cada vez en favor de sus fieles. Desde entonces se establece entre Dios y los patriarcas una relación privilegiada, caracterizada por la fidelidad de Dios a su palabra y por la confianza inquebrantable de sus fieles. A través de ellos Israel será incitado a contemplar, a lo largo de su camino, tanto las maravillas de Dios en favor de aquellos que ha elegido como la fe indefectible de sus padres.

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