sábado, 30 de julio de 2011

Cápsula Bíblica 166

Normalmente un libro no se escribe «de un tirón». Antes hay una selección de material. Después un orden. Por último, se pone por escrito. Cuando leemos los Evangelios, nos encontramos con textos que hablan de lo mismo pero de un modo diferente, porque Dios ha inspirado de manera diversa a cada uno de los evangelistas para dejar por escrito los hechos y dichos de Jesús. El análisis del “qué” y del “cómo” de cada evangelista nos puede llevar a un “porqué”: la idea o mensaje que quiere transmitir el evangelista, por tanto, su propia concepción o teología, en nuestro caso, acerca de lo que está escribiendo. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario