miércoles, 6 de julio de 2011

Cápsula Bíblica 142

Hoy día en muchas familias católicas encuentran la Biblia como el libro sagrado de la casa pero hay que recordar que no basta leer la Biblia con fe y devoción. Hay que juntar la fe, la oración y la devoción con el estudio. Leer la Biblia sin una adecuada preparación es tentar a Dios. Hay que prepararse para leerla. Si no, puede suceder cualquier cosa. La historia de nuestra fe es así. Conviene que cada miembro de la familia tenga su propia Biblia en la que libremente vaya subrayando los textos más importantes o más significativos en relación con su vida de fe, con el propio seguimiento de Cristo, con la vida de oración, de evangelización, etc. E incluso uno va poniendo anotaciones personales, inquietudes originadas de la propia reflexión y experiencia pastoral, apuntes tomados de cursillos, retiros, libros... Sólo así se aprenden las cosas, y con gusto.

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