Este concierto pertenece al repertorio general de piezas para violonchelo y es uno de los más interpretados. Está dedicado al violonchelista Hanuš Wihan, quien debía estrenarlo en Londres, aunque finalmente se estrenó este concierto el 19 de marzo de 1896, bajo la batuta del propio compositor y con Leo Stern como solista. El género y la elección del instrumento elegido se inspiran en el Concierto para chelo de Victor Herbert, que el compositor escuchó en Nueva York en 1894, pero el nervio expresivo del Concierto para chelo de Dvorák está íntimamente relacionado con la vida y la muerte de su cuñada, Josefina Kounicova. En esta pieza son particularmente misteriosas dos citas de la canción de Dvorák Lasst mich allein (Déjame solo), que aparecen en el segundo y tercer movimientos, sugiriendo que allí puede estar, después de todo, el programa secreto de esta obra.
Hay que recordar que la obra a gran escala previa de Dvorák fue la sinfonía Nuevo mundo, inspirada en parte por la Canción de Hiawatha de Longfellow. Su siguiente obra orquestal fue el poema sinfónico de 1895 Vodnik (El fantasma del lago), basado en una balada de K.J. Erben (una especie de Stephen King checo) y aunque concebido y escrito en Estados Unidos, este concierto no contiene elementos folclóricos americanos, como otras de sus obras allí compuestas, sino que rezuma esencias bohemias como si quisiera expresar su deseo de retorno a la patria.
El concierto consta de tres movimientos y tiene una duración aproximada de 40 minutos.
El primer movimiento (Allegro) comienza con una introducción orquestal con dos temas, uno de ellos marcado por los clarinetes y el segundo por un solo de trompa que es expandido por la orquesta, tras lo que se inicia la presentación del solo de violonchelo elaborando ambos temas. El desarrollo del movimiento sigue el esquema clásico de la forma sonata.
El segundo (Adagio ma non troppo) empieza con un pasaje orquestal seguido por el violonchelo, que presenta una lírica melodía en sol mayor. Tras un pasaje tormentoso a cargo de la orquesta, el violonchelo aborda el segundo tema, basado en un lied compuesto por el propio Dvořák unos años antes, Lass' mich allein (Op. 82, Nº 1). El retorno del tema inicial conduce la música serenamente hacia su conclusión.
El último movimiento (Adagio ma non troppo - Allegro moderato) comienza con un motivo similar a una marcha que el violonchelo toma inmediatamente para desarrollar el tema principal. El movimiento asume una forma de rondó, que el violonchelo cierra evocando fugazmente los temas principales de los movimientos anteriores, así como la melodía Lass' mich allein, que entona con infinita tristeza junto con los violines, antes de finalizar la obra con una breve y agitada coda a cargo del conjunto de la orquesta.
¡Es encantador escucharlo!
Con Adam Liu, al Chelo:
Con Yo Yo Ma (un poco de problemas de audio al inicio):
Con Miklós Perényi:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario