miércoles, 12 de marzo de 2014

Cápsula Bíblica 1120

En la Sagrada Escritura, en el Antiguo Testamento, el «descanso» está íntimamente ligado al sábado, día semanal que Dios concedió al pueblo de Israel un día de descanso. La Iglesia abandonó la observancia del sábado (Col 2, 16) y le dio importancia al primer día de la semana, que pasó a ser el día de descanso y de encuentro de la comunidad (Hch 20, 7; 1 Cor 16, 2) porque ese día resucitó Jesús. Sin embargo, siguiendo con la tradición de los judíos, de iniciar el día en las vísperas, el descanso del católico se inicia desde el atardecer del sábado. El lugar del descanso que el pueblo de Israel anhelaba, era la tierra prometida en la que pondría Dios la morada de su reposo: el Templo de Jerusalén. Hoy el pueblo de Dios peregrina mientras llega el descanso de la nueva Jerusalen en el Cielo.

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