Hay personas en la vida que aparentemente pasan desapercibidas, sus historias personales se han perdido con los años, pero sabemos quienes son por lo que han dejado escrito. Este es el caso del padre J. G. Treviño, uno de los primeros Misioneros del Espíritu Santo, que ha dejado un legado maravilloso en sus libros y del cual no tengo ni encuentro dato alguno.
Esta semana quiero recomendar la lectura de uno de ellos, «SENDEROS DE LUZ», un libro que tal vez esté en la biblioteca de los abuelos o se pueda conseguir en alguna bodega de libros usados. Yo lo he leído varias veces, la primera cuando era misionero seglar, antes de ingresar al Seminario, la última, hace unos cuantos días, consciente de que los libros de espiritualidad nos se pueden leer de corrido como es el caso de una novela o un libro científico.
Este sacerdote, prolífico escritor y muy humilde —por lo poquísimo que se de él—, fue un gran colaborador del Siervo de Dios Luis María Martínez, quien fuera arzobispo primado de México y un gran místico. En esta obra, el padre Treviño nos muestra, de una manera sencilla y profunda a la vez, los frutos de la luz en la espiritualidad cristiana. Partiendo de las tinieblas en que el mundo vive, Treviño nos va llevando por senderos de verdad, justicia y bondad que conducen al encuentro con Cristo "la luz del mundo", a fin de que el lector se haga también luz en el Señor, de manera que esta luz brille ante los hombres y, como dice el Evangelio (Mt 5,6) viendo las buenas obras, el mundo se convierta.
Al estar leyendo y luego tener la intención de recomendar el libro, he ido a Internet y como digo, nada he encontrado de la vida del autor. He pensado que no importa mucho que nuestra huella quede, si lo que queda es más que eso... las huellas de Cristo que nos muestran este sendero de luz.
El libro termina con una serie de consejos prácticos que no pasan nunca de moda y habla de unidad, claridad, sobriedad y orden; cualidades siempre tan necesarias para un buen acierto en la vida espiritual.
Si lo logran encontrar, tendrán una joya de gran valor que dará mucha luz a sus almas.
J. G. Treviño,
"Senderos de Luz",
Ed. Aldina,
México 1952,
278 páginas.
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