sábado, 20 de diciembre de 2014

Cápsula Bíblica 1401

Dios nos invita siempre a ser coherentes entre lo que leemos en la Biblia, lo que decimos en la oración y lo que hacemos en la vida práctica. Al Señor no lo podemos engañar como a veces hacemos sí se puede hacer con los hombres. Él sabe perfectamente lo que hay en el fondo de nuestro corazón y que muchas veces decimos una cosa pero pensamos o hacemos lo contrario. Y Dios nos ofrece la gracia de los distintos tiempos litúrgicos para que nuestra oración se vaya convirtiendo cada vez más en una vida cristiana. Él quiere que entremos al Reino de los cielos. Para eso ha venido a la tierra. Y el único camino es hacer la voluntad del Padre celestial, aunque nos pida despojarnos de todo para acompañar a su Hijo en la gruta de Belén o nos pida, por otra parte y en otras circunstancias, que acompañemos en el sufrimiento del Huerto de los Olivos a su Hijo, diciendo, como Él: «que no se haga mi voluntad sino la tuya».

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