sábado, 19 de diciembre de 2015

Cápsula Bíblica 1765

Desde su primer sermón, Cristo (Lucas 4) contrarió a los Judíos de Nazaret al citar dos historias de Gentiles que recibieron bendición mientras que los Judíos no recibieron nada (Lc 4,24-29). Jesús siempre se asombraba no por la fe de los Judíos, sino la de los Gentiles. Él recuerda a la viuda de Sarepta: "... No cabe duda de que en tiempos de Elías, cuando el cielo se cerró por tres años y medio, de manera que hubo una gran hambre en toda la tierra, muchas viudas vivían en Israel. Sin embargo, Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una viuda de Sarepta... (Lc 4,24-26) Luego habla de Naamán el Sirio:  "Así mismo, había en Israel muchos enfermos de lepra en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán el sirio.”... (Lc 4,27-29). Los judíos se sentían muy superiores a los gentiles y escuchar esas historias les incomodaba.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario