martes, 22 de diciembre de 2015

Cápsula Bíblica 1768

A veces, nos volvemos impacientes en nuestra vida de oración. Podemos enojarnos, o simplemente darnos por vencidos y llegar a la conclusión de que Dios no nos escucha cuando no responde nuestras oraciones de inmediato o de la forma exacta que esperábamos. La verdad es que Dios se deleita en responder a nuestras oraciones, porque somos sus hijos y ha dado abundantes promesas que deben motivarnos a hablar con Él. Si entendemos lo que Jesús estaba diciendo en la Biblia, en el evangelio de san Mateo, en el capítulo 7, podremos orar con mayor confianza.

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