sábado, 21 de enero de 2012

Cápsula Bíblica 341

Cuando se lee, medita y estudia la Palabra de Dios, toda la existencia se va penetrando de su amor y de su presencia que nos invita a amar. Al entrar en contacto con la Palabra, el Espíritu Santo va haciendo una tensión creciente en el creyente, invitándole a dejarse guiar en un proceso de madurez en el amor: convicciones, motivaciones, escala de valores, aspiraciones, decisiones, anhelos... todo refleja ya la presencia de Cristo,«Palabra Eterna del Padre» que repercutirá en la vida a nivel personal, familiar y social. 

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