domingo, 15 de enero de 2012

"Pathétique"... La última sinfonía de Tchaikovsky

Rusia ha ofrecido a los que integramos este planeta Tierra grandes músicos, con sus propias características, personalidades, y en donde no cabe la menor duda su música ha perdurado por años y se seguirá escuchando por mucho tiempo, sobre todo, la clásica.

El estreno de la sinfonía no tuvo la acogida que el compositor esperaba. Hubo una especie de perplejidad entre el públic mamá murió cuando él tenía 14 años y su padre lo hicieron obligó a estudiar leyes aunque nunca dejó la música. Se graduó de abogado a los 19 años pero ejerció poco, de manera que abandonando por completo la carrera se dedicó a la música de tiempo completo. A los 27 años empezó a componer y a estrenar sus obras con mucho éxito. Cuestionándose su sexualidad se casa con una de sus alumnas y fracasa en su matrimonio cayendo en una depresión que le acompañará siempre en su vida de solitario. En esa época, a pesar de sus problemas emocionales, goza de un reconocimiento de público y crítica muy grande.

Su música representa la conexión de Rusia con la tradición occidental del Romanticismo. Se puede afirmar que Tchaikovsky fue un gran experimentador. Algunos autores lo han visto como un compositor que dominó todos los aspectos de la composición, incluso, por supuesto, el nacionalismo ruso. Introdujo innovaciones en la forma que se pueden apreciar en muchísimas de sus obras, incluida la sexta sinfonía. Tchaikovsky usó compases irregulares e inusuales (véase el segundo movimiento de la sexta, en 5/4); utilizó la métrica de un modo muy expresivo; su forma de armonizar es audaz y fue renovadora en su tiempo; su sentido del color orquestal es muy original e inspiró a otros compositores de la siguiente generación (piénsese en Stravinksy y sus primeros ballets).

La sexta sinfonía fue bosquejada a principios de 1893. Se sabe que Tchaikovsky había roto un primer borrador, pero que se había prometido a sí mismo "que esta vez terminaría a fuerza de voluntad". En octubre de 1893 entregó la primera versión y empezó a preparar una versión para dos pianos. El título que Tchaikovsky propuso «Pathétique» hace suponer que hay un programa detrás de la sinfonía. Sin embargo, el compositor mantuvo el misterio sobre dicho programa.

Claramente es una sinfonía que admite múltiples lecturas. Unos autores la estudian desde el punto de vista de su depresión. La sensualidad que desprende la sinfonía ha sido interpretada como una sublimación de algún amor prohibido. A nadie se le escapa que la sinfonía trata el tema del destino (aquí la palabra pathétique significa emoción y no ridículo). La sinfonía parece alentar la idea de que alguna manera, quizás dentro de nuestra ingenuidad, podemos retar, hasta apostar, con el destino. Oscilamos entre una comprensión clara de nuestro destino, como en los temas de la desesperación del cuarto movimiento, hasta el optimismo ciego, como en la marcha del tercer tiempo, pasando por una profunda compasión por nuestra condición, como en el tema de la consolación.

El estreno de la sinfonía no tuvo la acogida que el compositor esperaba. Hubo una especie de perplejidad entre el público y la crítica. No entendieron su significado, acaso sus innovaciones formales (¿una sinfonía terminando en un adagio lamentoso?) fueron excesivas. A los pocos días Tchaikovsky murió de cólera por haber bebido agua sin hervir. Se especuló sobre si se suicidó o apostó su vida por un trago con el destino. La siguiente vez que se tocó la sinfonía fue un éxito arrollador. Parece que el público entendió la sinfonía tras su muerte.

Ahora la dejo ante sus ojos y oídos... ¡Disfrútenla bajo la batuta de Herbert Von Karajan!


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