miércoles, 24 de julio de 2013

Cápsula Bíblica 890

Cuando el que lee, medita y estudia la biblia está disponible ante la interpelación de la Palabra, ésta habla realmente, transforma y anima. Entonces no es el creyente el que interroga a la palabra, sino que es la palabra la que se dirige a él. Este se siente interrogado, cuestionado en su misma autocomprensión, provocado a responder. La Palabra leída, meditada y estudiada le fuerza a hacer una opción, le reta a conversión y le ofrece vida nueva.

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