martes, 22 de noviembre de 2011

Cápsula Bíblica 281

La Sagrada Escritura  nació de la vida rebosante de la fe de un pueblo, un pueblo elegido. Gracias a Dios que la Biblia se esscribió sin las presiones de publicidad de ahora, sin los gritos apurones del jefe de redacción, sin el afán por los derechos de autor, sin los pleitos de las casas editoras y sin los propósitos comerciales. Es una obra que simplemente se escribió, inspirada por Dios, al ritmo de la vida de un pueblo y con la paz y serenidad que el mismo Dios infundió a los escritores sagrados.

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