lunes, 28 de noviembre de 2011

Cápsula Bíblica 287

Los católicos leemos la Biblia no porque como varita mágica tenga la solución a todos los problemas, sino que más bien la leemos porque abre la vida de cada uno de nosotros y ubica nuestros problemas cotidianos dentro de un horizonte mucho más amplio: el corazón de Dios. Desde Él, que es la Palabra, todo cobra sentido y adquiere una nueva dimensión.

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