Este domingo es día de Cristo Rey del Universo y quiero dejarles por ello un breve libro de ochenta y dos páginas que nos muestra la experiencia del recordado y admirado Siervo de Dios, el Cardenal François-Xavier Nguyen Van Thuan Van en la cárcel de su natal Vietnam, en el que nos presenta siete bellísimas reflexiones dirigidas especialmente a la gente joven en las que trata de la importancia de vivir el momento presente, la elección de Dios, la oración, la Eucaristía desde el amor con la medida de Jesús, la maternidad de María y nos invita a renovar el mundo siguiendo a Cristo y haciéndolo «REY» de nuestras vidas, independientemente del lugar o situación en la que uno se encuentre.
Fallecido a finales de 2002, François-Xavier Nguyen van Thuan fue durante ocho años obispo de Nhtrang (Vietnam). Nombrado por Pablo VI arzobispo coadjutor de Saigón en 1975, fue arrestado y encarcelado a los pocos meses, permaneciendo encarcelado durante trece años, de los que nueve de ellos los pasó en total aislamiento. A lo largo de esos 13 años tuvo que mantener la fe contra muchos de los obstáculos que se le ponían como, por ejemplo, tener que celebrar la Santa Misa sirviéndose de unas cuantas gotas de vino puestas en la palma de la mano y hacerse una cruz, que pasó a ser pectoral que siempre llevaría colgada, a base de una madera que fue capaz de obtener de parte de uno de los guardias. Así, la experiencia de la fe acrecentó el sentido perenne de la fe que sostuvo al Cardenal van Thuan y como aquel joven que diera lo que tenía, cinco panes y dos peces, para que Jesucristo hiciera el tan conocido milagro de la multiplicación de tales alimentos, en estas páginas va elaborando una manifestación de fe «encarnada», por ejemplo, en el estar preso por Cristo y vivir el momento presente, en el profundizar en la distinción entre Dios y las obras de Dios, en tener a la oración como punto firme en la vida del creyente, saber que la Eucaristía es la fuerza primordial del creyente, en tener el amor hasta la unidad como el Testamento de Jesús, en poner a María Inmaculada como su primer amor después de Dios y, por último, en el defender y disfrutar siempre la elección personal por Jesús.
Tuve el gusto de conocerlo, saludarlo y escucharlo en Ejercicios Espirituales y conferencias y palpar que lo que en este, y sus demás libros también maravillosos está escrito, no es nada que no haya vivido con pasión e intensidad dándole su vida a Dios y a la humanidad.
Creo que este hombre, que va camino a los altares nos deja una herencia para todas las personas que sientan una fe fría y no sepan cómo llevarla a buen puerto, especialmente la gente joven de hoy. El libro es una herencia fantástica para todos aquellos creyentes que, considerándose hijos de Dios, se sienten perdidos por las dudas sobre su fe les puedan asaltar. Aquí hay palabras para los que quieren conocer cómo la fe puede pervivir en tiempos de tribulación, para los que necesiten razones para amar a Jesucristo haciéndolo Rey de sus vidas y para todos aquellos creyentes que, en definitiva, quieran mantener una fe viva que supere todas las incomprensiones y todas las asechanzas del Maligno.
¡Qué maravillosa invitación para que nosotros también pongamos nuestros cinco panes y dos peces al servicio del Rey Eterno! En el prólogo él dice: "Yo hago como dice el pasaje del Evangelio en que Jesús da cinco panes y dos peces. Eso es nada ante una multitud de miles de personas, pero es todo suyo y Jesús lo hace todo, es don y misterio. Como el muchacho del Evangelio, resumo mi experiencia en siete puntos: cinco panes y dos peces. Es nada pero es todo lo que tengo. Jesús hará el resto".
François-Xavier Nguyen van Thuan
"Cinco panes y dos peces",
Editorial Ciudad Nueva
82 páginas.
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