domingo, 2 de octubre de 2011

Cápsula Bíblica 230

Cada vez que leemos la Biblia le pedimos a Jesús, el Señor de la historia, que nos permita, en la escucha de la Palabra, dar nuestra contribución a construir en nuestro entorno la civilización del amor. La Biblia leída, meditada, rezada y contemplada, seguramente irá penetrando nuestro corazón y lo irá llenando de paz, de esa paz que luego no se queda allí en el propio corazón, sino que se convierte en presencia, prolongación, gozo de vivir esa Palabra de Vida que siembra amor. Con  razón santa Teresita del Niño Jesús decía: ¡Amor, con amor se paga!

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