martes, 11 de octubre de 2011

Cápsula Bíblica 239

Cuando leemos las Sagradas Escrituras, hay que tener mucho cuidado de no caer en las redes de algunas sectas que confunden a los creyentes con traducciones erróneas de la Biblia. Por ejemplo, no hay que leer nunca la Biblia de los «Testigos de Jehová» llamada por ellos mismos «El Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras».  Los "Testigos" nacieron en Estados Unidos hace poco más de cien años. Su fundador fue Carlos Taze Russell, hijo de presbiterianos. Niegan la Santísima Trinidad y dicen que Cristo, antes de ser hombre, era el arcángel San Miguel. Alteran los textos bíblicos a su capricho. Dicen que Jesús no murió en una cruz sino en un palo y que resucitó sólo como criatura espiritual. Para ellos todas las religiones, fuera de la suya, son satánicas, y sostienen que Dios castigará a todos los que no han querido entrar en su secta. Prohíben la transfusión de sangre y consideran que la Iglesia Católica está corrompida y que es la Babilona moderna. Muchos católicos poco practicantes, se dejan fascinar por su «supuesto» amor a la Biblia y los siguen. Esto sólo se explica por la gran ignorancia religiosa en que viven muchas personas. Y lo peor es que los católicos que se cambian, después despotrican contra la Iglesia Católica, renegando de ella, y a veces dicen: "Yo cuando era católico tomaba y le pegaba a mi señora... Pero desde que soy Testigo de Jehová llevo una vida ordenada". En realidad nunca conocieron ni vivieron a fondo su fe católica ni la Palabra de Dios. Sabemos que Jesús fundó «una sola Iglesia» sobre el Apóstol Pedro y no autorizó a nadie para que fundara otras iglesias ni le hicieran cambios a la Sagrada Escritura. Jesús dijo a Pedro: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.

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