jueves, 13 de octubre de 2011

Cápsula Bíblica 241

Me temo que a pesar de que vivimos en una época en la cual se leen revistas, periódicos, novelas y toda clase de libros impresos y on line,  no se lee la Biblia como se debería leer. ¡Cuán poco de la Escritura hay en muchos de los sermones modernos comparados con los sermones de los Santos Pdres, aquellos eximios maestros de la teología! Casi cada frase que ellos dicen parece arrojar luces desde diferentes ángulos sobre el texto de la Escritura. No sólo sobre el texto acerca del cual estaban predicando, sino muchos otros versículos son contemplados bajo una nueva luz en el desarrollo de su predicación. Ellos introducen luces entremezcladas procedentes de otros versículos que son paralelos o casi paralelos al texto predicado, y de esta manera educan a sus lectores para comparar lo espiritual con lo espiritual. Cuando leas la Biblia, pídele a Dios que nosotros los ministros, nos acerquemos más al grandioso «Libro Sagrado». Seríamos predicadores capaces de instruir, si así lo hiciéramos, sin importar si somos ignorantes del "pensamiento moderno," o no estamos "al tanto de los tiempos." Les garantizo que estaríamos muchas leguas de distancia por delante de nuestro tiempo, si nos mantuviéramos muy cerca de la Palabra de Dios.

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