viernes, 19 de mayo de 2017

Cápsula Bíblica 2280

El intérprete de la Biblia debe emplear los recursos que ponen a su alcance las ciencias humanas. Ha de actuar lo mismo que cuando se interpreta cualquier libro de la antigüedad. Entre esos recursos, hay que señalar el estudio filológico del texto. Esto exige: Conocer las lenguas originales de la Biblia y también las afines (hebreo, arameo griego...), conocimiento de los usos literarios de Oriente, como el uso de metáforas atrevidas, tener en cuenta el contexto y tener presentes los lugares paralelos.

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