domingo, 29 de diciembre de 2013

Cápsula Bíblica 1048

El prólogo del cuarto Evangelio (Juan), no narra el nacimiento de Jesús, ni el bautismo, ni las tentaciones, sin embargo comienza con la existencia previa de Jesucristo, la Palabra que se encarnó: «Al principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba al principio junto a Dios»(Jn 1,1-2). Esta descripción apunta (Jn 1,3) a la palabra divina creadora tal como se entiende en el primer capítulo del libro del Génesis y está muy influida por el concepto de la sabiduría divina, desarrollado por el judaísmo. Según el Evangelio, esta sabiduría está exclusivamente presente en la persona de Jesucristo, nacido para nuestra salvación.

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