sábado, 10 de marzo de 2018

Cápsula Bíblica 2576

En el tiempo de Cristo, para que una sentencia pudiera ser ejecutada en Isarel, se necesitaba la aprobación de la autoridad romana. Con el fin de obtener ese consentimiento, con Jesús se cometió una clamorosa prevaricación; se le acusó de subversión política. Poncio Pilato, gobernador romano, estaba convencido de la inocencia de Jesús y buscó alguna escapatoria para salvarlo. Pero al final, para no deteriorar las relaciones con la autoridad religiosa local —el Sanedrín— que era muy fuerte, lo condenó a muerte.

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