
Está considerada como la obra maestra de Brahms, junto con su Ein deutsches Requiem (en español «Un réquiem alemán»). Se caracteriza por el especial énfasis en la nota Do a lo largo de los cuatro movimientos que la componen, así como los encadenamientos de terceras que los violines tocan sigilosamente en el primer movimiento y que se van repitiendo a lo largo de la obra. Una marcha triunfal se yuxtapone con este tema, cosa que crea desconcierto y un cierto caos al escucharla, pero un caos que encanta.
La orquestación es para dos flautas (una de ellas doblada a piccolo), dos oboes, dos clarinetes, dos fagotes, un contrafagot, cuatro trompas, dos trompetas, tres trombones, timbales, triángulo (solamente en el tercer movimiento) e instrumentos de cuerda.
El primer movimiento «Allegro non troppo» tiene la forma sonata escrita de forma libre. El segundo movimiento «Andante moderato» tiene un tema arcaico como base. El tercer movimiento «Allegro giocoso» ocupa el lugar del scherzo en la sinfonía. El último movimiento «Allegro energico e passionato» que había sido el mas criticado por los amigos de Brahms, es una Passacaglia basada en la Chaconna del coro final de la cantata 150 de Bach.
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