sábado, 5 de septiembre de 2020

Cápsula Bíblica 3468

Una figura excepcional en la Biblia fue David, el fundador de la monarquía de Israel. En el campo político, sus conquistas dieron a su reino el aire de un imperio; y en el campo religioso, la elección de Dios sobre él y su fidelidad y correspondencia a las predilecciones divinas dieron lugar a la promesa inaudita de una alianza perpetua entre Dios y la dinastía real: es el despertar del mesianismo davídico. El texto base se lee en 2 Sam 7,1-16: «Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí; tu trono estará firme eternamente».

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