domingo, 18 de agosto de 2019

«El Cid»... Una ópera de Jules Massenet

Este domingo es de ópera, porque quiero invitarles a escuchar una de las más hermosas, que es «El Cid», del compositor francés Jules Massenet (1842-1912).

Se trata de una ópera cuyo libreto —de Edouard Blau y Louis Gallet— fue originalmente escrito en 1873 para Georges Bizet, que se ocupó de trabajar en la partitura por los mismos años en que componía Carmen. Sin embargo, diversas contingencias —entre ellas el incendio del Teatro de la Ópera el 29 de octubre de 1873— dieron lugar a que nunca fuera representada. Bizet terminó abandonándola para concentrarse en la obra de «La Cigarrera» y en «L’Arlésienne». Once años después, en 1884, el editor Hartmann obtuvo la autorización para usar el libreto y se lo confió a Massenet, quien, tras las oportunas adaptaciones argumentales de Adolphe-Philippe D’Ennery, acometió la elaboración de la nueva partitura entre el 4 de noviembre de 1884 y el 13 de abril de 1885, fecha en que estuvo definitivamente concluida.

Jules Massenet fue estrenada triunfalmente en el Teatro de la Ópera de París el 30 de noviembre de 1885 en una obra compuesta por cuatro actos y diez cuadros. La acogida del publico fue muy calurosa. En marzo de 1886 sería escenificada de nuevo en la misma sede estando presente Giuseppe Verdi y en 1890 se representó en La Scala de Milán y en el Argentina de Roma, alcanzando igualmente una entusiasta acogida de público y crítica. Curiosamente, unos años más tarde Claude Debussy retomaría el tema de «El Cid» componiendo dos actos de una ópera titulada Rodrigue et Chimène, que nunca llegaría a terminar. El tema heroico de Le Cid, la historicista teatralidad escénica de su argumento, su deslumbrante cuadro final, el amplio despliegue coreográfico que requiere su extenso ballet teñido de exótico colorido español, la seducción de su larga y envolvente fraseología orquestal y la inspiración de algunos de sus más conocidos números la convirtieron por esos años en uno de los títulos más celebrados del autor, con cien representaciones en París hasta el año 1900, quedando inexplicablemente en nuestro siglo fuera del repertorio habitual de todos los grandes coliseos líricos.

La ópera tiene un colorido aspecto español, dado el tema, y éste se manifiesta particularmente en el ballet del segundo cuadro del segundo acto, que transcurre en la gran plaza de Burgos. Su inclusión resultaba obligada para el público parisino, pero no su extensión —unos veinte minutos— ni la riqueza y variedad regional de sus siete números: Castillane, Andalouse, Aragonaise, Aubade, Catalane, Madrilene y Navarraise. De esta parte de la ópera ha surgido una suite de ballet que ahora se interpreta mucho más que la ópera misma. ¡Disfruten!:



Esta otra representación tiene subtítulos en Inglés:


La suite de ballet de «El Cid»:

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