viernes, 14 de febrero de 2020

Cápsula Bíblica 3265

En el Antiguo Testamento, Isaac es figura de Jesucristo, pues ambos son hijos de una promesa. Isaac cargó con la leña con la que Abraham iba a sacrificarlo, Jesús cargó con la cruz donde iba a redimirnos; y ninguno de los dos se opuso a la voluntad de su Padre. Pero finalmente, en lugar de Isaac murió un carnero, mientras que Jesús sí acabó muriendo para nuestra Salvación. Dios hizo con su propio hijo por amor a nosotros lo que por amor a Abraham no le permitió hacer a él. Isaac era figura de Jesucristo, el verdadero hijo de la promesa y la verdadera descendencia de Abraham. Y la historia de salvación continuó en Isaac, que tuvo dos hijos: Esaú, y Jacob.

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