sábado, 4 de enero de 2020

Cápsula Bíblica 3224

Ante una situación de gran dificultad en nuestra vida, muchas veces decimos: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? A pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza» (Salmo 22, 2). Pensamos que Dios nos ha abandonado, o peor aún que no existe. Sin embargo la Sagrada Escritura nos muestra a Jesucristo, que también dijo estas mismas palabras y que nos ha enseñado que esto no es verdad. Dios nos ama en nuestra vida concreta, y todas las dificultades y problemas que tengamos en la vida tienen un significado y sirven para nuestro bien. Porque Dios obra como un Padre que en ocasiones corrige a su hijo por su propio bien. Y lo hace precisamente porque lo ama. No olvidemos que Dios nos ha hecho la promesa de la vida eterna, regalándonos la esperanza de que no nos morimos para siempre. Además… ¡Cristo mismo, que tanto nos ama, está ahora intercediendo por nosotros ante Dios!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario