domingo, 14 de agosto de 2011

Cápsula Bíblica 181

La lectura de la Biblia es algo fascinante, se convierte en una experiencia profunda de búsqueda de Dios y de uno mismo y por eso se transforma en momento de encuentro, de oración. El contacto con al Sagrada Escritura en la lectura diaria es como el encuentro de Moisés con la zarza ardiente, un fuego que arde sin consumirse (Ex 3,1-6), un momento que transforma el corazón y lo convierte. Un espacio de paz, de lucha, de riesgo, de sosiego e inquietud. Los gozo y las esperanzas, las alegrías y las tristezas de los pasajes bíblicos, iluminan el diario andar. 

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