martes, 16 de agosto de 2011

Cápsula Bíblica 183

Al leer la Sagrada Escritura, con este sentido de «lectura orante», debo permitir que Dios me hable, debo convencerme de que no estoy delante de algo, que son hojas, papel o pantalla, sino frente a Alguien a quien le rindo honor con mi escucha atenta, debo convencerme de que estoy en presencia de Alguien que siempre me escucha y que quiere comunicarse conmigo para que, haciéndole caso, transforme mi vida: "¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!" (Lc 11,28; 7,40; 1 Sam 3,1-10; 1 Re 3,9).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario