viernes, 3 de febrero de 2012

Cápsula Bíblica 354

Al leer la Biblia aprendemos a vivir como María, que escuchaba la Palabra y la ponía en práctica. La Biblia solamente se comprende si se lee, medita y estudia como María, llevándola a lo más hondo del corazón. Pero si ese corazón está disperso y enredado en otras preferencias fuera de Dios, «la semilla de la Palabra» queda infecunda (Lc 8,11).

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