jueves, 5 de abril de 2012

Cápsula Bíblica 416

La eucaristía, aunque por supuesto lo supera, tiene su contexto y sus raíces últimas en el Antiguo Testamento. Como ejemplo podemos citar el libro del profeta Malaquías, que contiene una profecía referente a una oblación pura sacrificada en todo lugar, en la cual la tradición patrístico-teológico, incluso el Concilio de Trento (Ses. 22 c. 1), ha visto una clara prefiguración de la eucaristía. El libro comienza exponiendo la predilección divina por Israel (Mal 1,1), para pasar a la recriminación de los pecados de los sacerdotes, que "despreciaban el nombre de Yahveh" y ofrecen "pan inmundo" y víctimas viciadas e imperfectas. Con tales dones no pueden agradar a Yahveh. A continuación viene la profecía: ".....y en todo lugar se ofrece a mi nombre un sacrificio de incienso y una oblación pura" Mal 1,10-11). Malaquías, viendo la situación de negligencia, se traslada al futuro, y habla del sacrificio definitivo que será ofrecido por todo el mundo. Se trata del sacrificio de la era mesiánica. El Jueves Santo es una buena oportunidad para leer este libro del Antiguo Testamento.

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