jueves, 19 de abril de 2012

Cápsula Bíblica 430

Recientemente el Papa Benedicto XVI ha dicho que los libros de la Sagrada Escritura poseen una fuerza de llamada directa y concreta. Pero la Palabra de Dios no se queda confinada en lo escrito. Si el hecho de la Revelación concluye con la muerte del último apóstol, la Palabra revelada ha continuado siendo anunciada e interpretada por la Tradición viva de la Iglesia. Por eso, la Palabra de Dios fijada en los textos sagrados no es un depósito inerte dentro de la Iglesia, sino que se transforma en regla suprema de su fe y potencia de vida. 

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