domingo, 12 de abril de 2020

Cápsula Bíblica 3323

Sea meditando como leyendo y escuchando la Palabra de Dios, oímos una voz que nos dice: “¡Adelante!” o, por el contrario, “conviértete, cambia de camino, por el que vas no te lleva a la vida”. Nuestra actitud ha de ser como la de Samuel: “Habla, Señor, que tu siervo te escucha” (1Sam 3,10). Quien lee, estudia y medita la Biblia de modo habitual, escuchará la Palabra e irá recibiendo con ella el don del discernimiento y la fuerza interior de la rectificación y de la conversión permanente, la “segunda conversión” de que habla la tradición monástica. Porque no olvidemos que “el justo cae siete veces al día”. Gracias al discernimiento hallaremos siempre el camino justo, y con la fuerza que nos da el Espíritu en las Escrituras seremos capaces de seguirlo y, en caso de haber tomado momentáneamente otro, de volver rápidamente a él.

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