sábado, 25 de abril de 2020

Cápsula Bíblica 3336

Los más antiguos testigos del texto griego de la Biblia son dos copias del siglo cuarto: el Codex Vaticanus en la Biblioteca Vaticana de Roma, y el Codex Sinaiticus en el British Museum de Londres. Este último tiene una interesante historia. Descubierto en 1859 por el incansable investigador C. Tischendorf, en el convento de la Santa Catalina en el Monte Sinaí, el inestimable pergamino fue trasladado a San Petersburgo, para formar parte de la Biblioteca Imperial de Rusia, hasta que en 1933 los ingleses lograron comprarlo por la cantidad de cien mil libras esterlinas, es decir un millón setecientos pesos. El primer facsímil, que el mismo Tischendorf publicó en 1862, costó la suma de trescientos mil marcos de aquel entonces.

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