miércoles, 6 de marzo de 2013

Cápsula Bíblica 750

En la Biblia aparece muchas veces la palabra «Justo». Para nosotros es la persona imparcial, que trata a cada uno como merece. El Antiguo Testamento reconocía este uso: habla del Dios justo, que defiende el derecho y la justicia. Pero el adjetivo justo asume también otros matices, según la mentalidad de quien escribe; como hoy: “buen cristiano” para unos quiere decir una cosa, para otros otra. «Justo»  es quien vive fiel a la comunidad, de manera saludable para ella; quien manifiesta su fe en Dios (Gén 7, 1); en los ambientes sacerdotales quiere decir: quien observaba la Lel en todos sus detalles. En el Nuevo testamento, para Jesús es justo el que busca el Reino de Dios y su justicia (Mt 6,33): quien, siguiendo a Jesús, ayuda a construir una sociedad en donde se vive como Dios quiere. San Pablo recuerda que esto es gracia, no sólo fruto de nuestro esfuerzo (Gál 2, 16). El Dios justo es siempre el Dios bueno, misericordioso, que ofrece su justicia a todos los hombres.

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