lunes, 25 de marzo de 2013

Cápsula Bíblica 769

Hablar de «AMOR» en la Biblia, es hablar de muchas cosas: lo que gusta, un amigo, una mujer, los hijos. Para el pueblo de Israel Dios ama al hombre. Él ha tomado la iniciativa y Él mismo le enseña el amor hasta las últimas consecuencias en su Hijo Jesús. La historia de la salvación no es más que la historia de su inmenso amor por el hombre al que le hace el regalo de Jesucristo en los tiempos del Evangelio. En su Hijo Dios concluye las nupcias eternas del esposo con la humanidad. Si tanto amó Dios al hombre hasta entregarle a su Hijo, es para que los hombres tengan vida eterna. La vida de Jesús manifiesta muy a las claras el diálogo filial que él mantuvo con su Padre. En la cruz se revela el drama intenso de este amor. El calvario es el lugar del amor perfecto. Pentecostés dará carácter universal a este amor y abrirá a todos los hombres la posibilidad de vivir en diálogo de amor con Dios y con los hermanos. De todas las palabras humanas es la que mejor define a Dios. Dios es amor. Dios es amor y se dio a conocer en un acto de amor. No hay mayor fuente de amor que creer en ese amor. Es imposible procurar el Reino de Dios con algo más eficaz que el amor. El justifica la vida que se entrega para servir con cariño a algunos abandonados, enfermos, ancianos. Se justifica la vida que se aparta de la vida común para dedicarse totalmente a la oración y al amor más íntimo para con Dios. Se justifican los esfuerzos humildes y diarios para poner más amor donde vivimos. Hay que leer la Biblia bajo esta clave del «AMOR».

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