lunes, 16 de marzo de 2020

Cápsula Bíblica 3296

En el famoso cántico bíblico de María y Zacarías, se nos dice que la llegada de Jesús cumple las promesas que Dios juró a Abraham (comparar Lc 1,55.72.73 y Gn 12,3; 13,5; 22,16- 18).
Jesús es el descendiente de Abraham en quien las promesas de filiación divina fluirán a todas las naciones del mundo. Jesús mismo nos enseñó a ver un símbolo de Su venida en el nacimiento de Isaac: “Su padre Abraham se regocijó pensando en ver Mi día; lo vio y se alegró” (ver Jn 8,56). Por supuesto, Abraham no vio el día de Jesús literalmente. Él se regocijó con el nacimiento de su heredero, Isaac (ver Gn 17,7). Pero Jesús nos está diciendo que en Isaac debemos ver una prefiguración de su propio nacimiento.

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