sábado, 2 de enero de 2016

Cápsula Bíblica 1779

Las tentaciones las tenemos todos. Pero Cristo, según ha quedado consignado en la Sagrada Escritura, en la tradición de la Iglesia y en el magisterio, neutralizó la fuerza que tenía la tentación sobre la humanidad al ser sometido a la tentación y superarla. Habiendo superado la tentación él puede concedernos victoria sobre el pecado, por medio del arrepentimiento y del sacramento de la Reconciliación, a todos nosotros que confiamos en él. El Espíritu llevó a Jesús al desierto  y el diablo lo sometió a tentación. (Mt 4,1) y por haber sufrido él mismo la tentación, puede socorrer  a los que son tentados. (Heb 2,18).

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