domingo, 3 de enero de 2016

Cápsula Bíblica 1780

Adán y Eva, según las enseñanzas de la Biblia en el libro del Génesis,  fueron creados a la “imagen y semejanza de Dios” (Gn 1,26; 5,1) San Pablo agrega que el hombre es la “imagen y la gloria de Dios” (1Co 11,7), lo cual resalta nuestra importancia delante de Él. El hombre recibió cualidades muy diferentes y mucho más grandes y significativas que todas las demás criaturas. El hombre fue puesto como el administrador de la Creación de Dios (Gn 1,28). Obviamente, ser “hecho a su imagen y semejanza” no quiere decir que el hombre está al mismo nivel de Dios, ya que Dios no tiene límites y es nuestro Creador. Pero, a diferencia que los animales, fuimos creados con la capacidad de relacionarnos con Él, y para “alabanza de su gloria” (Ef 1,12.14). Ser creados a imagen y semejanza de Dios es motivo de tratar bien a nuestros semejantes. No es aceptable decir que amamos a Dios, si no amamos a nuestros semejantes, creados a su imagen (St 3,9; 1Jn 4,20). 

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